jueves, 17 de noviembre de 2011

Cuando los bobos tienen poder

TOMADO DEL BLOG LA COPA DEL BURRO

Cuando los bobos tienen poder

Si Francisco Santos hubiera sido hijo de un carpintero y una empleada del servicio, o de un contador y una bacterióloga, no sería grave que pensara que los problemas se solucionan con electricidad. Locos hay en todas partes, lo bueno es que no tienen poder.

En mi colegio resolvíamos nuestros problemas rayando los cuadernos del compañero, escondiéndole la cartuchera, colgándole el maletín de una rama, o simplemente nos íbamos a los golpes. Nunca se nos ocurrió (con todo lo cabrón que puede ser un niño) que la mejor forma de combatir a un estudiante es descargándole 50.000 voltios en el pecho. Obtuso que es uno.

El problema es que Santos es miembro de la familia mas influyente de Colombia, tiene poder político y económico, tiene un micrófono para ser oído. Y todos oímos (y vimos) en un videoblog que ronda por internet sus consejos sobre cómo combatir a los estudiantes que protestan contra la reforma a la educación.

Qué miedo ese señor, con esa estatura y esa vocecita, ese pelito y esa carita, hablando de seres humanos electrocutados como quien habla de vacas. “Les meten voltios a los muchachos, el muchacho cae y se lo llevan”, afirma tranquilo. Quién se lo lleva es lo que no me queda claro. Asumo que los coimes de este país, usted y yo, que toda la vida hemos trabajado para personas como él.

Imagínese lo que dirá en privado. Imagínese, peor, lo que piensa pero calla. ¿Cómo verá a sus subalternos, a los que lo atienden en el club, en la finca, en el hotel, en el avión? Bultos, todos somos bultos.

Hay que verle la expresión, que sentirle el tono de la voz cuando dice “…van a enfrentarse durísimo con el brazo de represión legal del estado”, y el énfasis que hace en la palabra “legal”, como si la legalidad fuera un salvoconducto para todo, como si los humanos no decidiéramos qué es legal y qué no por pura conveniencia. Tomar aguardiente todo un fin de semana, legal; fumar marihuana, ilegal.

Santos es un defensor de la tradición, la ley, la propiedad, las buenas costumbres; el asunto es que el mundo es un mierdero porque está manejado por los defensores de las buenas costumbres. Vea usted a Bush y a José Darío Salazar.

Yo fui mesero en Andrés carne de res (un lugar donde muchos hemos trabajado para poder pagar la carrera universitaria) y alguna vez me tocó atender a Francisco Santos. Era domingo en la noche y el restaurante ya estaba vacío. Mientras todos nos queríamos ir a descansar, él seguía pasándola bien, que es lo que nos merecemos todos. Recuerdo que había que cumplirle cada pedido de manera exacta e inmediata. Cada vez que yo, con algo de temor, le llevaba algo a la mesa, me miraba raro. En ese entonces no supe por qué, pero hoy lo entiendo: me miraba como un joven al que se podía electrocutar en caso de que no cumpliera las órdenes.

Eso es lo que pasa cuando se le da poder a un bobo

No hay comentarios:

Publicar un comentario